El miércoles 4 de marzo de 1981 el grupo británico se presentó en el estadio Mundialista y dio un show inolvidable para varias generaciones de marplatenses. Pero además, su visita a la ciudad dejó innumerables anécdotas.
Por Bruno Verdenelli
verdenelli@lacapitalmdq.com.ar
No hay comparación posible que permita, en la actualidad, comprender la importancia que tuvo para Mar del Plata el show que Queen dio en el estadio Mundialista el miércoles 4 de marzo de 1981, hace exactamente 40 años.
No existe hoy un artista o un grupo de semejante relevancia a nivel mundial, y si lo hubiera, no cabría ninguna posibilidad de que pudiese presentarse en la ciudad.
En 2017, LA CAPITAL reconstruyó la historia de cómo se gestó la llegada de la banda británica y reveló anécdotas e imágenes inéditas de la visita.
Todo comenzó en 1980, cuando el empresario Alfredo Capalbo anunció que produciría una serie de shows de Queen en el estadio de Vélez Sarsfield. El primero se realizaría el 28 de febrero de 1981 y otros dos el 1 y el 8 de marzo, respectivamente, en el marco de la gira mundial del disco “The Game”, lanzado meses antes, en pleno apogeo del grupo.
Como entre el segundo y el tercer concierto había una semana de diferencia, el publicista marplatense Ricardo Pollera tuvo la osadía de imaginarse que podía contactar a Capalbo y contratar a Queen para que tocara en Mar del Plata. Lo que en un principio parecía una locura acabó por concretarse: la banda británica finalmente se presentó en la ciudad el 4 de marzo y también lo hizo en Rosario, el 6.
Recuerdo de “un sueño”
Ricardo Pollera hijo recordó para la realización de aquella nota que “todo parecía un sueño. No era como ahora: acá no venía nadie. Habían traído a The Police, pero no mucho más”, explica. Además, remarca que Queen le gustaba hasta a su mamá: “Tenía un amplio espectro de fans. Le dije a mi papá que los trajera en verano, porque el 4 de marzo no iba a haber nadie en Mar del Plata, pero él ya le compraba la fecha así a Capalbo porque Queen venía con una gira. Sabía que íbamos a trabajar con el público de acá y se vendieron las entradas con mucha anticipación. Tenía una visión…”, contó entonces.
La comercialización de los tickets para el concierto comenzó el 1 de enero de 1981, en varios locales que Pollera Producciones alquiló en el centro. Si bien al estadio asistieron alrededor de 25 mil personas, se estima que se vendieron aproximadamente 10 mil entradas menos.
Lo que en un principio parecía una locura acabó por concretarse: la banda británica finalmente se presentó en la ciudad el 4 de marzo y también lo hizo en Rosario, el 6.
“Yo me encargaba de la venta de las entradas y nunca me voy a olvidar que vino la DGI el día del recital, a la mañana y me dicen que había una deuda que venía desde Buenos Aires. Entonces hice lo que hice, evadir…”, admitió. Y, acto seguido, reveló la maniobra: “Vos venías a sacar una entrada y te daba el vuelto de 50 entradas ponele… Y yo anotaba ‘Fulanito, 50 entradas’. Cualquiera que iba ayudaba. Yo era DJ y conocía mucha gente… El tipo me controlaba pero cuando llegó el conteo estuvo el problema, porque no estaba ni la mitad de la plata. Discusión va, discusión viene y empezaba el recital. Así que le di mi tarjeta y me fui al recital”.
No dudó en remarcar que para su padre, “el de Queen fue el mejor show” que se realizó en Mar del Plata. “La cosa más emblemática y grande que pasó acá la hizo mi viejo: ganó 1.200.000 dólares en una noche. Si llovía estábamos en el horno e iba a llover… Y terminó el recital y empezó a llover. No sé si fue suerte o qué. Cuando empezó Rapsodia Bohemia me di vuelta y era increíble”, rememoró Pollera.
Sus días en la ciudad
Los miembros de Queen, junto a su séquito de familiares, representantes, asistentes y plomos, se alojaron en el Hotel Provincial.
En su libro “Queen nunca visto: mi vida con la banda más grande del siglo XX”, el fotógrafo Peter Hince recuerda el paso del grupo por “la ciudad feliz”, con especial énfasis en la caracterización del edificio diseñado por Alejandro Bustillo, con el que quedaron todos impactados.
“Nuestro hotel, el Provincial, estaba situado frente al mar y evocaba a los grandes hoteles de los años ’30 con escaleras estilo Art Decó de gran amplitud que desembocaban en un primer piso que ostentaba un cuarteto de cuerdas ejecutando una pieza sobre la pista de baile circular de piso parqué. Recuerdo ver gente sentada en pequeñas mesas tomando té y café bajo el techo de cristal en forma de domo. Todo aquello se asemejaba a la ciudad de Berlín previa a la guerra”, describe.
Al relato de Hince se suma el de Peter Freestone -secretario personal de Freddie Mercury-, quien en las memorias íntimas que escribió varios años después de la muerte del cantante contó una anécdota hasta entonces desconocida para los marplatenses.
“La suite de Freddie tenía una hermosa vista hacia la rambla lo que, para mejor o para peor, llevó a la ruptura de su tormentosa relación con Peter Morgan”, explica Freestone. Y agrega: “Freddie sabía que en ningún momento de su estadía en Sudamérica él iba a ser capaz de salir de shopping debido a los riesgos de seguridad. No tenía más opción que quedarse en el hotel muy en contra de su voluntad. Luego de pedirle a Peter que se quedara haciéndole compañía, este le respondió que saldría a dar un corto paseo. Sin tener otra cosa que hacer, Freddie estaba contemplando la vista desde el balcón de su habitación cuando vio a Peter caminando por la rambla próxima a la costa con un joven a quien Freddie no conocía. Pudo ver que no se trataba de dos desconocidos debido a lo que dejaba entrever el lenguaje corporal de aquellos. Lo que finalmente convenció a Freddie de ponerle punto final a la relación fue que Peter Morgan negó rotundamente haber estado caminando por la rambla a su regreso al hotel”.
Como eran otros tiempos, a pesar de las extremas medidas de seguridad tanto Mercury como los demás miembros de la bandas pudieron salir a pasear por Mar del Plata. El cantante caminó por un sector de la Peatonal San Martín y entró a un local de venta de ropa deportiva para comprar medias.
Freddie estaba contemplando la vista desde el balcón de su habitación cuando vio a Peter caminando por la rambla próxima a la costa con un joven a quien Freddie no conocía.
Jorge Fregonese, uno de los agentes de seguridad que lo custodiaba y que actualmente vive en Miami, contó en exclusiva a LA CAPITAL que un grupo de marplatenses se enteró de su presencia y se agolpó en la vidriera. La comitiva debió quedarse encerrada en el comercio hasta que la policía dispersó a los fans.
“Me acuerdo de que el dueño del local estaba desesperado porque la gente le iba a romper los blindex. Después pudimos subir los autos a la Peatonal y salir de ahí”, explicó. Además, contó que el cantante le firmó un autógrafo a un albañil sobre un tablón de madera durante una visita al Bosque Peralta Ramos.
Regalos y más salidas
En la nota publicada por LA CAPITAL en 2017, Pollera hijo también recordó que “Queen no era tan inaccesible”. “Tenían su gente de seguridad, pero igual podías ‘pegar onda’. Con Brian May pude hablar, en un inglés y en un español raro. Le regalé un charango y lo sorprendí. Nunca había visto uno, lo miraba, no lo podía creer… Le encantó. Yo quería que lo toque. Y él me regaló una campera muy veraniega, que parecía de papel”, afirmó.
En tanto, durante una de las noches la comitiva -con excepción de Freddie Mercury- fue a cenar a un restaurante junto a los productores locales. Pollera aseguró que el mismo estaba en la zona de Constitución y Fregonese se animó a contradecirlo al manifestar que, en realidad, éste se ubicaba en el Puerto.
“Hablando de comida -añade Pollera-, hay una anécdota más. Un día antes del recital, todos los plomos, los de seguridad y todos los que estaban en el Hotel Provincial se plantaron. Si no les cambiábamos el menú no había prueba de sonido. Era justo ese día. Estaban podridos de comer ravioles. Tuvimos que salir corriendo a comprar milanesas con papas fritas. Eran un montón…” (risas).
El cantante caminó por un sector de la Peatonal San Martín y entró a un local de venta de ropa deportiva para comprar medias.
En ese sentido, Fregonese estuvo en desacuerdo y dijo: “No se plantaron por la comida… Fue porque no les habían pagado un mango”. Por último, recordó que la noche en la que la banda arribó a Mar del Plata fue invitada por el empresario Héctor Cavallero al boliche que tenía en el interior del hotel, donde se había organizado una especial celebración en su homenaje, y que fue en ese lugar donde Morgan conoció al hombre con el que al día siguiente sería visto en la rambla y que desataría el final de su estadía en Argentina.
También rememoró el custodio que Freddie Mercury concurrió al Casino, ante la mirada atónita del resto de los asistentes. Inclusive, llegó a tomarse un trago en la barra, situación que quedó inmortalizada en una fotografía.
Freddie Mercury en el Casino, junto a Peter Morgan. De fondo y con bigotes, el custodio Jorge Fregonese.
Si bien no hay comparación posible, en la actualidad, que permita comprender la importancia que tuvo el show de Queen en Mar del Plata, hace exactamente 40 años, la reconstrucción de la historia de su visita puede llegar a constituir al menos un indicio.